- Asturias Rural
- Conocer Asturias
- Personajes Asturianos
- Oviedo
- Aviles
- xuacuxixon
- Concejos de Asturias
- Centros Asturianos
- Casas Rurales en Asturias
- Famosos de asturias
- Valle del Nalón
- Citas y Proverbios
- Madrid Comunidad
- Salud Óptima
- España
- xuacutorres
- Alimentación Óptima
- Castillos de Suiza
- Bailes de Salón
- Vida Después de la Vida
18 agosto 2014
Francisco de Quevedo y Villegas
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) nació en Madrid. Estudió con los jesuitas y en la Universidad de Alcalá. Vivió en Valladolid. En 1600 es Bachiller y escribe sus primeras obras. Comienza su polémica con Góngora y una vida de contrastes: de los escritos satíricos de El Buscón (h.1604) a su neoestoicismo, patente en la correspondencia epistolar con el flamenco Justo Lipsio.
En 1605 se halla en Madrid y, hacia 1609, en plena crisis espiritual, busca refugio en la villa de La Torre de Juan Abad (Ciudad Real), cuyo "señorío" adquiere en 1620. Escribe algunos de los Sueños, que circulan manuscritos, y otros libros de poesía.
En 1613 marcha a Italia al servicio del Duque de Osuna. Conocemos mal sus actividades de estos años, que le valieron, en 1617, el hábito de Santiago.
Vuelto a la Península en los años 20, corrige y publica obras que chocarán con ediciones piratas. Escribe la Política de Dios, o imprime el Buscón (1626). En 1628 sufre su segundo destierro de apenas un año y ve algunas obras censuradas por la Inquisición. Entabla una relación inestable con el Conde Duque de Olivares, al que dedica su edición de Fray Luis de León, y en 1634 celebra un matrimonio desafortunado. En esta cuarta década del siglo escribe obras capitales: La cuna y la sepultura y el Marco Bruto y reelabora textos como el senequista De los remedios de cualquier fortuna. El 7 de Diciembre de 1639 es detenido en Madrid y encerrado en San Marcos de León, sin aclarar el motivo. Se insinúa que fuera confidente de los franceses.
En libertad en 1643 ordenó sus obras, retirado, desde 1644, en La Torre. Murió al año siguiente en Villanueva de los Infantes.
La edición de sus poesías quedó al cuidado de su amigo José González de Salas. Su prosa, se edita hoy entre un laberinto de copias manuscritas e impresos censurados y pirateados.
No hay amor sin temor de ofender o perder lo que se ama.
Amor
Sólo el que manda con amor es servido con fidelidad.
Fidelidad
El temor empieza toda sabiduría, y quien no tiene temor, no puede saber.
Sabiduría
Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.
Honradez
No es sabio el que sabe donde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca.
Sabio
El consejo, bueno es; pero creo que es de las medicinas que menos se gastan y se gustan.
Consejo
Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.
Estupidez
Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Soberbia
Si quieres que te sigan las mujeres, ponte delante.
Mujeres
Lo mucho se vuelve poco con sólo desear otro poco más.
Deseo
Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan.
Corazón
El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen.
Amigos
La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
Envidia
El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.
Gusto
El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor.
Valor
Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.
Mejorar
Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.
Palabras
Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.
Necesidad
Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se debe mostrar.
Temor
El ánimo que piensa en lo que puede temer, empieza a temer en lo que puede pensar.
◦
Etiquetas:
Francisco de Quevedo y Villegas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario